martes, 4 de diciembre de 2007

Donde estan ahora los.......

Pirotecnia
Las normas en vigor prohíben que se les venda pirotecnia a los chicos (y una sana interpretación de las mismas nos dice que tampoco deberían usarla). Pero ya empezaron a producir estampidos de distinto calibre a cualquier hora del día o de la noche. La Municipalidad no hace cumplir la ordenanza 9.363/95, que prohíbe la venta de pirotecnia a menores de 14 años y la Policía tampoco lo hace con el Código de Faltas Provincial, cuyo artículo 75 penaliza con hasta 30 días de arresto a quien venda o ceda pirotecnia a menores de 16. La subsistencia de esta costumbre de usar explosivos como diversión, es inentendible por donde se la mire. Por un lado existe preocupación por prohibir aquellos juguetes que impliquen riesgo para la salud de los niños. Ya no existen los revólveres de juguete con cebitas, por ejemplo, prohibidos por el riesgo de quemaduras. Hasta se dictó una ordenanza que prohíbe que los menores de 12 años vayan en moto. Resulta que, a contrapelo de todo eso, se permite a niños de corta edad jugar con explosivos que detonan a más de 130 y 150 decibeles y que si no lo arrojan a tiempo les vuela la mano. ¿Como se entiende semejante despropósito? Además de la culpa manifiesta de los padres, existe responsabilidad de parte de las autoridades que, año tras año, se desentienden del problema y de sus consecuencias. La pregunta sería por qué se permite lucrar con prácticas que son dañinas en todo sentido. La pirotecnia daña siempre, tanto a quien la utiliza como a quien está cerca o lejos y la sufrimos todos, en especial los ancianos, criaturas, enfermos y mascotas, tornándose más mortificante para aquellos que no participan de la diversión. Para mensurar la gravedad del asunto, releamos los títulos de La Voz del Interior del pasado 2 de enero: "Notable aumento de niños quemados por pirotecnia".. "Los chicos heridos fueron 35, cuatro veces más que en 2006". "Tres sufrieron la amputación de algún miembro". "Un joven está grave". No menos dramáticos fueron los del día siguiente: "Otro niño sufrió amputaciones". "Perdió dos dedos y su mano corre riesgo". ¿Cuántos casos como éstos ocurrirán para estas fiestas? O quizá antes. Y luego, seguramente un manto de olvido volverá a tapar estos episodios lamentables (que no son accidentes, ¿eh?), hasta que pase el año, se aproximen nuevamente las fiestas y sigamos chocando con la misma piedra. Por eso, autoridades municipales y provinciales del área de la salud y del ambiente: ¡atiendan este asunto!
Miguel Tavarone
de la Voz del Interior 4/11/07

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